Jesse Fernández

José Ayllón
"Calavera", dibujo e tinta sobre papel, 1967, 30x40cm

En el arte contemporáneo abundan los ejemplos de artistas que han conseguido una obra interesante partiendo de las obsesiones que los frecuentan. Sin embargo, es raro encontrarse con artistas que se limiten casi exclusivamente a una sola imagen. Este es el caso de Jesse Fernández, que ha hecho de la calavera el leif motiv de su obra. (…)

Español, cubano, norteamericano, portorriqueño, hoy, oficialmente, casi un apátrida. Aventurero, escritor, fotógrafo y, finalmente, pintor, busca anhelosamente sus propias raíces, su más esencial identidad. Pero no busca con desesperación. De una generosidad entrañable, puede realizarse, personalmente, como maestro, como pedagogo. Así, sus hallazgos formales, de una imaginación desbordante – pero también producto de una disciplina – son siempre aprovechables para otros.

« Calavera », dibujo e tinta sobre papel, sin fecha, 80x60cm

Y en contraposición, la imagen obsesiva de la calavera, que para él solo funciona marginalmente como el símbolo de la muerte. Es, por encima de todo, un trasfundo común de toda la humanidad, una permanencia en el tiempo y en el espacio. Para Jesse Fernández, un místico de la cultura, la calavera se convierte en un lenguaje intemporal, una presencia susceptible de cambio, pero sin un preciso presente, pasado ni futuro. Y en este sentido, sus ejercicios caligráficos, con todo el concepto abstracto que determinan su informalista disposición en el espacio, intensifican el misterio subyacente en toda realidad desplazada de su función. ¡Qué lejos estamos del temor a la muerte! El ha conseguido transformar cada una de sus obras en un objeto mágico. El fetichismo de la imagen y de la letra llevado hasta sus últimas consecuencias.

José Ayllón
Critico de arte, 1974